Hágase tu voluntad – José Benegas
Desde el cielo para conseguir un cargador de iPhone
Este libro no habla de Dios, sino del hombre. Él no habla irreverentemente de la creencia personal de cada uno, ya sea que las creencias y las credenciales de un ateo, cristianos, musulmanes, judíos o budistas, pero el perversos necesidad que tenemos en esta sociedad más social que la brillantez intelectual.
Necesitamos creencias, porque nos hemos acostumbrado a la respuesta inmediata. No importa qué tan insípida, falsa o engañosa. Da lo mismo si la entidad ofrece se encuentra inmersa en un proceso de búsqueda o, por el contrario, sólo alrededor de recibir aplausos. Queremos una respuesta y lo queremos.
No nos podemos permitir duda. Nuestro umbral de tolerancia para la incertidumbre se ha reducido tanto que llega poco razonamiento, el camino del estudio y la razón, para llevar una ansiedad social hipertrofiado, obesidad mórbida, generada por tales precaución contra el libre pensamiento y la vanidad tan superficial. Es esta fe ciega y absurda que es el dios del sol que nos envía la sequía, la diosa Gea que causa erupciones volcánicas, sino también la forma latina de vivir la fe judeocristiana, que inocula el ejemplo de culpabilidad en su sangre. Esas creencias que nos ayudan a evadir nuestra responsabilidad, porque siempre hay una autoridad superior que explica, justifica actos, proporciona y gestiona las riendas que realmente deberían estar en nuestras manos.
Este libro no habla de Dios, sino del hombre. Él no habla irreverentemente de la creencia personal de cada uno, ya sea que las creencias y las credenciales de un ateo, cristianos, musulmanes, judíos o budistas, pero el perversos necesidad que tenemos en esta sociedad más social que la brillantez intelectual.
Necesitamos creencias, porque nos hemos acostumbrado a la respuesta inmediata. No importa qué tan insípida, falsa o engañosa. Da lo mismo si la entidad ofrece se encuentra inmersa en un proceso de búsqueda o, por el contrario, sólo alrededor de recibir aplausos. Queremos una respuesta y lo queremos.
No nos podemos permitir duda. Nuestro umbral de tolerancia para la incertidumbre se ha reducido tanto que llega poco razonamiento, el camino del estudio y la razón, para llevar una ansiedad social hipertrofiado, obesidad mórbida, generada por tales precaución contra el libre pensamiento y la vanidad tan superficial. Es esta fe ciega y absurda que es el dios del sol que nos envía la sequía, la diosa Gea que causa erupciones volcánicas, sino también la forma latina de vivir la fe judeocristiana, que inocula el ejemplo de culpabilidad en su sangre. Esas creencias que nos ayudan a evadir nuestra responsabilidad, porque siempre hay una autoridad superior que explica, justifica actos, proporciona y gestiona las riendas que realmente deberían estar en nuestras manos.
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